Una de las formas más bonitas de viajar sin ir, es leer…. o escuchar historias que nos cuentan y nos hacen viajar…Por eso en Guadalajara, Castilla la Mancha España, en mi ciudad hay un fin de semana de Junio, que viajamos sin salir de casa… (bueno este año hemos cambiado de Palacio..) pero también es de la familia, de la familia Mendoza.  Este año, año de felicitar al maratón por ser Fiesta de Interés Turístico Regional contamos Lorea y yo… Y las Ranas… Aunque este año hablamos de estrellas, de gárgolas y peregrinos…

Erase una vez…  En un pueblo llamado Mirabueno, una noche estrellada de Julio, cuando llego un peregrino, con su mochila, su perro, sus pelos largos,su concha, su poco español…Preguntó donde se podía dormir gratis para escuchar el silencio y ver el infinito.

  • ¿Dormir? ¿Dormir aquí gratis? – dijo la señora Julia – Pues no se yo…
  • Si, ¿donde esta el Señor Cura para darme cobijo a las puertas de la iglesia?
  • No, no. aquí no vive. solo viene algunas tardes. le dan miedo las gárgolas y no entiende de estrellas
  • Y…¿El alcalde? ¿En el Ayuntamiento?
  • No, no allí no. el Ayuntamiento esta lleno de cajas y papeles y no puede dormir.
  • ¿Teacher? ¿El Maestro? La escuela?
  • Que va…aquí no hay escuela, hace años que los pueblos de la sierra y la alcarria no tienen escuela, no hay niños en invierno.
  • ¿Doctor? ¿El medico me puede dar casa?
  • Jajajaja Que va . Aquí no vive nadie hace años. Vamos al hospital a Guadalajara
  • ¿Alguna bodega, un lugar de animales, algún refugio?
  • Solo se me ocurre, una carrasca grande, que tiene un hueco en el tronco, esta a las afueras, en el pico, bajo las estrellas. Es fría, quizás hay bichos y de comer no se que le podemos dar…

Mientras la Señora Julia y Dario el peregrino, hablaban , los niños del pueblo se habían agrupado y escuchaban, mientras estaban pensando un plan para ayudarle.

Dario cabizbajo y con algo de comida que la señora Julia le había ofrecido, se dirigió hacia el pico, ese mirador natural del pueblo, escena de noches estrelladas.

Los niños en sus casas metieron en sus mochilas objetos y comida para entregar por sorpresa al peregrino…Les dijeron a sus abuelos y padres que no les siguieran que jugaban a ver las estrellas con un peregrino.

Cuando Dario atravesaba la ultima calle asfaltada de Mirabueno, como los ratones del flautista, siguieron en silencio al `peregrino hasta llegar a la gran carrasca. Los niños sonrieron al peregrino y de sus mochilas empezaron a sacar sus tesoros: una manta, leche caliente,chocolate,pan, unos prismáticos…para compartirlos con ese extraño visitante del pueblo. Todos esa noche vieron mas estrellas que nunca, porque veían el mismo cielo, pero con distintos ojos , los ojos de un peregrino agradecido.

Y colorin colorado…este cuento improvisado ha terminado.

Noelia Clemente & Lorea Estevez

Guadalajara 16/06/2018